Trastorno por Dependencia

Características del Trastorno por Dependencia

Las personas que tienen un Trastorno de Personalidad por Dependencia presentan una serie de rasgos en su personalidad tan acusados que les resultan un obstáculo en el día a día, es decir resultan poco adaptativos y a consecuencia de ellos sufren y sienten malestar en determinadas situaciones.

En síntesis las características del Trastorno por Dependencia son:

Incapacidad para tomar decisiones

A veces incluso para las más cotidianas e irrelevantes y casi siempre las más importantes. Esto les lleva a buscar aprobación y asesoramiento continuo en otras personas. Esta necesidad de  actuar en función de criterios y opiniones ajenas supera la simple petición de un consejo ya que continuamente intentan delegar completamente la toma de decisiones

Actitud sumisa y pasiva

Esta actitud impide a las personas que sufren este trastorno expresa su desacuerdo con la opinión de otras personas de las que depende y cuyo apoyo necesita. Tampoco pueden exteriorizar abierta y directamente sus necesidades y deseos.

La necesidad de aprobación por parte del otro es una meta en sí en el caso de las personas del Trastorno por Dependencia. Por lograr esta meta, las personas con este trastorno se someten a los deseos de los demás aunque ello conlleve realizar comportamientos que nos les agradan e incluso con los que no están de acuerdo.

Malestar cuando están solos

La sensación de necesitar a otros es tan intensa que aparecen sentimientos de malestar intenso cuando la persona con Trastorno por Dependencia se tiene que quedar sola, hasta tal punto que lo evitan por todos los medios. La clave de este malestar está en la creencia de que no pueden cuidar de sí mismos.

Falta de confianza

Que se manifiesta en su postura, en su voz, en sus gestos. Detestan exponerse a situaciones sociales o públicas y evitan ser el centro de atención.

Ingenuidad

Con falta de crítica. Sólo ven lo bueno de las cosas limitando la conciencia de sí mismos. Expresan ternura y consideración para captar así el interés de las personas que consideran sus protectores.  En ocasiones este carácter acrítico es tan marcado que son agradables incluso con quienes les disgustan.